La Gran Depresión es la mayor crisis económica y financiera que ha sufrido Estados Unidos. Sus causas fueron una combinación de factores, en parte todavía hoy discutidos por los historiadores.
Si bien no hay acuerdo sobre el peso de cada una de las siguientes causas, no cabe duda que entre todas jugaron un importante papel en el desencadenamiento de la Gran Depresión.
La Crac de la Bolsa de Nueva York de 1929
El 29 de octubre de 1929, la bolsa de Nueva York cayó un 11 por ciento. La caída prosiguió en los tres días siguientes alcanzando el 30 por ciento de su valor. Ese día se conoce como Martes Negro y se considera como el inicio de la Gran Depresión y el desencadenante de un gran pánico financiero y de la pérdida de la confianza en el sistema económico de los Estados Unidos.
Quiebra masiva de bancos
En los primeros años de la Gran Depresión, más de nueve mil bancos quebraron, dejando sin ahorros a los depositantes. En aquel momento, a diferencia de lo que ocurre ahora, no existía la garantía del FDIC. Esto quiere decir que los depósitos de dinero no estaban asegurados en ninguna cantidad. Si el banco quebraba, los ahorradores se quedaban sin dinero. Y esto fue precisamente lo que ocurrió.
Además, al ver lo que estaba ocurriendo con unos bancos, hubo una retirada masiva de ahorros de todo tipo bancos ante el miedo de quedarse sin ahorros.
Lo cual llevó a la quiebra a instituciones bancarias que eran solventes, pero que no pudieron hacer frente a la retirada gigantesca de depósitos.
Paralización de los negocios
Al quebrar los bancos, los negocios tuvieron cada vez más difícil el acceso al crédito para financiar sus empresas. Además las quiebras de los bancos y la caída de la bolsa de Wall Street habían acabado con los ahorros de miles de americanos.
Lo que se tradujo en una menor demanda de la compra de productos y servicios.
Las empresas reaccionaron intentando sobrevivir recortando gastos, entre ellos, el de sueldos de trabajadores. Esta fue la época de despidos masivos llegando el índice de desempleo al récord histórico en los Estados Unidos del 25 por ciento.
Mala política económica del gobierno
Entre las medidas que adoptó el gobierno de Washington para intentar proteger la economía de los Estados Unidos una destaca por su carácter contraproducente: el establecimiento de las tarifa Smoot-Hawley en 1930.
La idea era proteger la producción nacional estableciendo tarifas a la importación. De esta manera, los productos importados serían mucho más caros y así habría más mercado para los nacionales. Aunque en un principio se había pensado aplicar sólo a bienes agrícolas para proteger a los agricultores americanos, la tarifa se extendió a muchos más productos, incluidos bienes industriales.
Si bien la teoría de esta política era proteger la producción interna, la práctica resultó ser muy diferente.Los países europeos, que fueron los principales perjudicados por esta medida, adoptaron políticas similares en venganza. Y así, Estados Unidos se quedó sin un mercado internacional en el que poder vender sus productos agravándose más la crisis interna.
Y es más, la medida generó una parálisis del mercando internacional a nivel mundial, llevando la crisis económica a nuevos países.
Asimismo, también influyó el mantenimiento del patrón oro, que contribuyó a provocar una deflación.
Una sequía de proporciones bíbilicas
Una gran sequía golpeó a los estados de las Grandes Praderas de los Estados Unidos. Los efectos se agravaron porque tras décadas de explotación no sostenible los suelos estaban totalmente desertificados.
Cuando la sequía golpeó la zona se convirtió en una gran “ensaladera de polvo” o Dust Bowl en inglés. A veces era imposible ver más allá de un par de metros. Las enfermedades respiratorias se dispararon, las cosechas se echaron a perder, las hipotecas y los préstamos dejaron de pagarse y se desencadenó la mayor migración interna de los Estados Unidos.
Hasta dos millones de personas emigraron desde estados como Oklahoma, Kansas, Texas, Nuevo México y Arkansas hacia el nuevo edén: California.
Medidas contra la Gran Depresión
Cuando Franklin Delano Roosevelt toma posesión como presidente en 1931, introdujo una serie de medidas conocidas como Nuevo Trato o New Deal para hacer frente a la crisis. Todavía hoy su efectividad sigue siendo objeto de gran debate entre historiadores y economistas.
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